Amigos de mi vida
Desde muy pequeña, he tenido la bendición estar rodeada de amigos que han estado a mi lado en todo momento, tengo un grupo de amigos que han estado a mi lado por 30 años, pues desde el maternal nos conocimos y hasta el día de hoy están en mi vida.
Tengo otros, que han llegado un poco después y en distintas circunstancias, pero lo que sé, es que todos han enriquecido mi vida, me han apoyado y han hecho de mí una mejor persona.
Recuerdo cuando me internaron en el hospital, mis amigos de la escuela me enviaron tarjetas firmadas por todos para hacerme sentirme mejor, arriba las pongo para que las vean, el hecho de que aún las tenga conmigo me hace darme cuenta de cuánto significaron para mí.
Cuando volví a la escuela, el proceso de aprendizaje fue para todos, ya que en aquel entonces nadie daba educación en diabetes y no contábamos con asociaciones o grupos de apoyo, pero recuerdo como mis amigos en un inicio con miedo y duda hicieron su mejor esfuerzo en entender qué era la diabetes, mis amigas más cercanas todas aprendieron a tomar mis glicemias y con todo amor acomodaban sus horarios de comida a los míos para nunca dejarme por fuera.
Hasta el día de hoy veo como aprendieron a saber qué hacer en caso de una hipoglicemia, y todavía me da risa ver como aún después de tantos años, algunos se ponen nerviosos, otros saben exactamente que hacer y no se alarman y otros corren a traer la glucosa o el snack.
Me conmueve demasiado ver como algunos con tan solo oír mi voz, o incluso leer mis mensajes de texto saben si se me bajó el azúcar y puedo decir que al menos el 95% de las veces están en lo correcto.
Como muchas veces se dice "los amigos son la familia que uno escoge" y en mi caso puedo decir que me siento sumamente afortunada por los amigos que me han acompañado en cada etapa de mi vida.
Mis amigas de la escuela han estado ahí desde el inicio y cuando cumplí 15 años le prometieron a mi mamá que me iban a cuidar siempre y gracias a ellas pude ir a mi primer viaje sola, y ellas con gran amor que me acompañaban y me ayudaban con mi hielera, jeringas tiempos de comida y mucho más.
Ellas mismas eran las que me "cuidaban" cuando me gustaba algún chico pues sabían que de los nervios a veces se me bajaba el azúcar. Con ellas, fui a mis primeros viajes a la playa, tuvimos nuestros primeros novios, rupturas y primeros besos y después de mucha alegría, llanto y drama de adolescentes, todas salimos bien.
Debo decir que la adolescencia la cual por lo general no es fácil, en mi caso fue mucho más llevadera pues tenía amigos que estuvieron siempre conmigo, haciéndome reír, ayudándome a pasar los anuales y acompáñandome a cuanta actividad había en aquel entonces.
Mis amigos de la universidad, me ayudaron a estudiar hasta tardísimo, y cuando presentábamos exámenes y aún la tesis estuvieron a mi lado y en el caso de mi amiga Eli incluso se ofreció a pasar antes que yo a presentar pues de los nervios mi azúcar se bajó un poquito y no quería que entrara más nerviosa de lo que ya las dos estábamos. (Por suerte las dos pasamos y todo salió perfecto).
De adolescente y más adulta, encontré amigos que comparten conmigo lo que es vivir una vida con diabetes, sea por que ellos también la tienen o por que dedican su vida a trabajar con nuestra población, y al lado de ellos he podido crecer y ver mis metas cumplidas.
Hoy de adulta, puedo ver como todos hemos crecido y cada uno vive una vida distinta del otro, pero más que todo puedo ver como sin importar las diferencias, mis amigos me apoyan, me ayudan a creer en mis proyectos y me hacen parte de los suyos lo que es igual de importante para mí.
La razón por la cual hoy les hablo de esto, es por que muchas veces cuando somos diagnosticados, olvidamos cuán importantes son aquellos a nuestro alrededor, pues solo pensamos en qué vamos a hacer, a la vez en muchos casos a los chicos o familiares se les hace difícil y les apena compartir su historia con sus amigos y esto los hace sentir solos.
Esto, es algo que debe de cambiar pues les puedo decir que gracias a mis amigos yo nunca fui una niña que me sintiera "extraña" por mi condición y nunca me sentí apartada, si no que siempre me sentí como uno más del grupo y he participado de todas las cosas que han hecho hasta el día de hoy.
Muchas veces olvidamos que hay momentos en la vida donde estamos más con los amigos que con la familia, sea por que estamos estudiando o paseando y es por esto que es tan importante que aquellos amigos que amamos, esos que siempre están cerca conozcan bien que es la diabetes, que hacer en caso de emergencia y también que entiendan que no hay nada que temer.
No permitamos que nuestros niños, o adolescentes se sientan apenados. Más bien empoderémoslos y hagámosles saber que tienen con quien contar, muchas veces el poder compartir nuestra vida con los amigos nos da no solo alegría pero también paz y en la mayoría de los casos le da tranquilidad a los padres.
La vida con diabetes, no debe de ser una que se viva en soledad o vergüenza, por el contrario, al igual que la de cualquier otra persona, es una vida para disfrutar y hacer recuerdos y experiencias al lado de los que amamos y nos aman y ellos tanto como nosotros nos dan el privilegio de ser parte de sus vidas diariamente.
Finalmente, hoy puedo decir que gran parte de la persona que soy, es gracias al apoyo y al amor que recibí de extraños que después se convirtieron en mis amigos del alma, de aquellos, que siempre me han visto por quien soy, no por lo que tengo o dejo de tener.
Aunque solo tenga uno o tenga mil, comparta su vida toda ella con sus amigos, ellos nos ayudan a crecer, amarnos y tener una vida más feliz, y en los momentos duros, nos ayudan a salir adelante y no sentirnos solos.