El estrés de la vida diaria y el impacto en mi diabetes tipo 1
En ocasiones puede parecer que la vida con diabetes se ajusta como una receta, es decir si seguimos los pasos que se nos indica obtendremos el resultado deseado.
Si bien esto muchas ocasiones sí funciona así, si contamos adecuadamente los carbohidratos que consumimos, si ajustamos nuestras dosis de insulina en base a esto y nuestra actividad física muchas veces vemos que las cosas reaccionan como queremos.
Pero hoy quiero hablarles acerca de justamente lo contrario, hoy quiero comentarles acerca de cuando no podemos planearlo todo, como aún cuando queremos las cosas no salen como deseamos, cuando las situaciones de nuestra vida afectan directamente nuestras glucemias, por que sí esto sucede y es importante hablar de ello ya que el manejo de la diabetes en muchas ocasiones puede ser más complicado de lo que pensamos.
Como les he comentado en otras ocasiones, cuando me estreso de manera importante, mi glucemia tiende a bajar, por esta razón cuando se que me voy a enfrentar a algún detonante de estrés, sea esto hablar en público, hacer un debate etc, busco siempre disminuir mis dosis de insulina para prevenir una hipoglucemia indeseada.
Pero qué pasa cuando el estrés te llega, te alcanza y no lo pudiste prevenir ni ver venir de ninguna manera? Ahí la situación cambia pues la dosis de insulina que aplique anteriormente no lo tenía contabilizado.
El día de ayer salí a trabajar como todos los miércoles y cuando regrese me tope con la sorpresa de que mi perrita había hurgado en la basura del condominio y se había comido unas sobras de comida rápida y estaba completamente indigestada.
Les aclaro que yo amo este animalito, ha estado a mi lado por más de 7 años y es nuestra fiel compañera de aventuras y la verdad que la idea de perderla inmediatamente me hizo sentir sumamente triste, preocupada y alterada.
Una vez que vi lo que sucedía salí corriendo a la clínica veterinaria para que la atendieran, si soy completamente honesta en ningún momento de este episodio me detuve a pensar en mi glucemia, simplemente la alcé, la subí al carro y salí con ella a la clínica. Cuando llegamos por suerte estaba una amiga mía que trabaja ahí quien muy amablemente me ayudo.
Aproximadamente unos 20 minutos después de haber llegado, mientras le hacían el ultrasonido a Pimienta, empecé a sentir mis cachetes calientes y mi pulso acelerado y sùper que mi azúcar estaba bajando por lo que tuve que chequearme y en efecto estaba en 65 mg/dl y bajando. La dra muy amablemente me pregunto que si me sentía bien a lo que le respondí dame 15 minutos mientras me comía las tabletas de glucosa que tenía en mi bolso.
Este bajonazo solo añadió frustración a la situación que tan acongojada me tenía y la verdad que me hizo darme cuenta que verdaderamente no siempre es sencillo manejarlo todo, me hizo darme cuenta como algo tan inesperado podía afectar no solo mis glucemias pero también mi ánimo pero a su vez me permitió percatarme de la importancia de estar atenta a mi cuerpo, pues aunque en la carrera no pensé demasiado, una vez que empecé a sentir la sintomatología preste atención y tome las acciones necesarias.
Hoy les comparto esto pues en ocasiones cuando las cosas no salen como deseamos se puede volver frustrante, pero también quiero recordarles que no todos los días salen como deseamos, pero que a pesar de esto, aún de lo que no nos gusta podemos aprender y crecer.
Que es importante entender que el estrés afecta nuestras glucemias y por eso es importante estar atentos y saber que si algo inesperado ocurre y afecta nuestros niveles esto NO necesariamente es sinónimo de mal manejo.
Elijamos siempre velar por nosotros, cuidemos no solo nuestro cuerpo pero también nuestra salud emocional, de ser necesario pida ayuda pero cuídese y elija siempre la salud.